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Siendo sincera, esta asignatura es una de esas asignaturas que cuando revisaba la lista de optativas de tercero me daba terror. Acostumbrada a nombres como Dibujo 1, Dibujo 2, o Dibujo 3, el nombre Diseño, Cultura visual y Educación me sonaba a asignatura teórica impartida por un catedrático en edad de jubilación. No obstante, después de la primera clase lo primero que le dije a mi amiga fue que me había metido en una asignatura en la que pasaban cosas, aunque no supiesen qué cosas exactamente estaban pasando en ese momento. 

 

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Es por ello que al inicio de la asignatura todos comentábamos entre nosotros que no entendíamos qué estaba ocurriendo, que había mucha divagación y que ambos deberían de ser más directos, concretos. Ajenos éramos nosotros a que desde el primer día que pisamos la clase ya habíamos comenzado a formar parte de algo mucho más grande, de un proceso evolutivo que comenzaba con la primera palabra que salía de la boca de los profesores.

 

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Es debido a este motivo, que he decidido enfocar este ensayo en cierta medida a  hacer un análisis de la metodología de enseñanza a la vez que un recorrido por todas las experiencias y proyectos realizados, con el fin de denotar la implicación del diseño, la educación y, sobre todo, la cultura visual.

 

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Siguiendo un cierto orden cronológico, puedo marcar la Experiencia 1 como el inicio del final. Quiero decir, un ejercicio en el que debemos de hacer algo libre, sin condiciones, que represente nuestro último pensamiento antes del sueño. Viéndolo desde el punto en el que estamos ahora, finalizando la asignatura, me fascina como ya nos estabais tratando de hacer ver que pensamos mediante imágenes y que somos capaces de plasmarlas en una realidad visual no física. Más tarde vino la Experiencia 2, con la que tuvimos que seleccionar imágenes de nuestra infancia que contasen un recuerdo del cual no teníamos memoria. Con esta experiencia, ya se implicaba la idea de narrativa e indagación, puesto que muchos tuvimos que preguntar a familiares nuestros para que nos diesen información sobre ciertos eventos o situaciones. 

 

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Finalmente, la Experiencia 3 fue el cierre y a la vez el prólogo de lo que más tarde daría lugar a no solo un proyecto colectivo, sino que también a uno individual. Tomar un suceso histórico del siglo XX y contarlo mediante imágenes o vídeos. 

 

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Si hacemos una recapitulación de lo aprendido con las dos primeras experiencias, veremos que ahora somos conscientes de que pensamos las historias que nos narran imaginándonos lo sucedido de una forma visual, es decir, generamos nuestra propias imágenes e incluso nuestra propia película en nuestra mente. Con la Experiencia 3, aprendimos que, a día de hoy, tenemos la capacidad de transportar esa imagen mental a nuestra realidad. A su vez, creo recordar que de forma casi coetánea se nos recomendó la película “her” de la cual me centro principalmente en la creación de un entorno, de un contexto tan verosímil que se confunda con la realidad misma. Creo que lo que hicimos tanto en esta experiencia como posteriormente tiene mucho de crear y generar una realidad, al igual que lo hacía la inteligencia artificial de la película, Samantha.

 

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De por medio, también hubieron muchas teóricas, de las cuales he de decir que no recuerdo mucho porque me pasaba las clases dándole vueltas a cómo hacer que aquello tomase un sentido. Ahora me doy cuenta de que el sentido era parte del propio proceso evolutivo de la asignatura y que hasta que no llegásemos al fin de la misma a este le faltaban partes, y, por tanto, no podía llegar a ser concretado.

 

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Adentrándonos ya en la parte de los proyectos, debo decir que ha sido la mejor de la asignatura, aunque considero que este pensamiento viene sesgado por mi propia experiencia, puesto que tuve la suerte de dar con la “clave” de lo que sería el proyecto colectivo durante la última Experiencia y ello me generó una línea muy clara a seguir que más tarde me serviría para dar con mi tema para el proyecto individual. Supongo que, al no tener problemas con la narrativa y al ser tan clara, el proceso de creación prácticamente se resolvió solo para ambos proyectos.

 

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Centrándonos ahora en el proyecto colectivo, he de decir que tuve muchas dudas sobre la naturaleza de la autoría de las imágenes que generaba, puesto que no sabía si realmente era yo la que tenía el control de lo que estaba pasando. No obstante, una vez descubierta una nueva visión de cómo utilizar la inteligencia artificial, considero que hemos sido Von Trier mientras que la inteligencia artificial se posicionaba como Leth. Hemos tenido el control durante todo el proceso de creación de las imágenes puesto que nosotros hemos sido los que hemos estado imponiéndole las condiciones a la IA con el fin de obtener resultados distintos cambiando solo algunas partes del prompt para limitar su divagación. Hemos adoptado el papel de figura que interfiere en la creación. Y es por ello que creo que el proceso ha sido tan divertido, en cierta manera ahora puedo comprender la diversión de Von Trier al limitar el proceso de Leth y el “pique” de este al ser limitado en su libertad de creación.

 

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Sobre el proyecto individual solo puedo decir que trabajé codo con codo con la IA. Al haber realizado el proyecto colectivo primero, creo que logré aprender muchas cosas que luego pude implementar a la hora de realizar y diseñar las imágenes que más tarde convertí en vídeo. El haber dado uso a la inteligencia artificial desde un punto de vista más fiel a la realidad en un sentido histórico y más tarde desde un punto de vista más creativo me ha permitido a la vez considerar a la IA como tal vez una herramienta artística para desarrollar un proyecto más conceptual.

 

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En resumen, creo que desde el minuto uno se inició un proceso evolutivo tanto artístico como educativo, que a la vez nos hizo ver la constante de las imágenes en nuestro día a día y nuestra capacidad para diseñar las mismas, de una forma tanto mental como real, con el fin de contar una narrativa, a veces individual y otras conjunta. A su vez, debo decir que la posibilidad de participar en algo como el desarrollo de un catálogo ha sido fascinante a la vez que entretenido. Ver surgir poco a poco todos los proyectos y que a la vez estos fuesen un proyecto conjunto ha sido como construir un puzzle por piezas sin saber la imagen final. En cierta manera esa incertidumbre nos ha permitido cierta libertad no condicionada y un proceso fiel a nuestra propia narrativa, puesto que no teníamos tan presente la idea de hacerlo encajar.

 

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Creo que, de cierta manera, ya sabíamos que tarde o temprano cada teórica, experiencia, y suceso acontecido en clase terminaría encajando.

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